Palabras de alumnos-Octubre 2002
 
El grupo de 4º año y ocho alumnos de 5º año de la Escuela, en el marco del “Viaje a Escuelas de Frontera”, vivimos en la última semana una experiencia que seguramente quedará marcada por siempre como un aprendizaje fundamental para nuestro crecimiento como personas. Fue la culminación de una etapa que se extendió a lo largo de todo este año y que concluyó en estos días en los cuales tuvimos la oportunidad de conocer una realidad diferente a la nuestra en la localidad de Villa Ángela, provincia del Chaco.
Allí visitamos las Escuelas Rurales Nº29, 211 y 420, en las que realizamos talleres de literatura, dibujo, música, plástica, recreación, teatro e higiene bucal para los chicos y, además llevamos a cabo tareas de reparación de los edificios como la pintura de diferentes espacios. También se compró, con el dinero que recaudamos, un motor de riego para la huerta de una de las Escuelas. Todo esto sumado al trabajo previo en Buenos Aires de juntar ropa, útiles y alimentos para llevarles.

Sin embargo, nosotros sentimos que la tarea más movilizante que realizamos fue la de convivir y compartir día a día con la gente del lugar y en especial con los chicos, que no sólo necesitan de objetos materiales, sino también de nuestra contención. El intercambio de profundo afecto y respeto fue recíproco y fue conmovedor para nosotros haber recibido una muestra de agradecimiento tan sentida por parte de todos ellos.

Nos encontramos con una realidad muy dura. Sabemos que nosotros no tenemos la posibilidad de satisfacer las necesidades que tienen todos los días pero sí logramos algo que para nosotros fue muy importante: la infinidad de sonrisas generadas en chicos y grandes como las lágrimas de emoción del día de la despedida que nos permitieron saber que la tarea fue cumplida.

La relación con el grupo permitió que todo haya salido como salió. Los chicos de 4º y 5º año nos pudimos acoplar e integrar de tal manera que prácticamente no se notó la diferencia entre unos y otros. Compartir los talleres, horas de pintura, dormir y reírnos juntos, hizo que podamos conocernos y descubrir personas y personajes que no conocíamos.

No podemos dejar de nombrar y agradecer a las personas que nos acompañaron, nos contuvieron y nos guiaron durante esta semana. Además de ser los adultos del viaje, fueron una parte muy importante del grupo: Silvia, Diego, Dan y Néstor. A todos ellos, muchas gracias.

Nos parece importante poder destacar que, si bien nosotros viajamos con la idea de dar y ayudar, lo que nos trajimos de vuelta y lo que aprendimos allí es muy valioso. Aprendimos, entre muchas otras cosas, que las palabras “gracias” y “por favor” pueden formar parte de nuestro vocabulario cotidiano y que el respeto hacia el otro es posible, a pesar de las carencias con las que uno puede vivir.

La tarea fue cumplida pero estamos convencidos de que requiere de una continuidad a llevarse a cabo por parte de todos nosotros. La decisión de enviar las donaciones de alimentos recibidas en el día de hoy, que posibilitan sostener el funcionamiento del comedor escolar en una de las escuelas, es el primer paso hacia ese objetivo. Lejos de sentirlo como una obligación, podemos afirmar que el compromiso del grupo con este proyecto está asegurado y no culminó con nuestra visita a las escuelas en el Chaco.

Alejandro Percia (5º año) Florencia Lederman (5º año) y Brian Milberg (4º año)

 
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